Una aventura en verso
de amor, humor, enredo y magia

Una aventura en verso de amor, humor, enredo y magia

Sonoros, ilustres, evocadores…

Aunque con el mismo rango nobiliario, desde el punto de vista vegetal el Condado de la Encina apunta más alto que el Condado de Mata, dado que las encinas son árboles por lo general de gran porte (pueden llegar según la especie a los 40 metros, algo poco probable para una mata). Es en el seno de tan esbelta estirpe donde nació la protagonista de la historia, la dama Endrina. Su nombre se debe al fruto agridulce de una planta mucho más modesta, el endrino, que es un arbusto de hoja caduca. La endrina es bien conocida por antiguas civilizaciones, que la utilizaron durante siglos con múltiples propósitos (mermelada, planta medicinal, y… ¡el pacharán!).

El padre de Endrina se llama Ronulfo. Aunque su resonancia es muy adecuada al contexto de la obra, resulta ser uno de los escasos nombres comunes que aparecen en ella. Es decir, que cada día salen a la calle personas que se llaman Ronulfo, sobre todo en zonas de Latinoamérica, aunque en España es menos frecuente.

En cuanto a Plocia (la sirviente y aya de Endrina), tiene el honor de portar el mismo nombre de una entrañable y conocida calle del casco antiguo de la ciudad de Cádiz. Su origen es Plocia Hieria, descendiente de familia hispanorromana nacida en Cádiz, que según las crónicas fue amante e inspiración continua del poeta Virgilio.

Los nombres de las primas (Cecina, Catrina, Carina y Ballerina) también parecen escogidos por su sonoridad, asunto este de capital importancia en una obra escrita en verso. En efecto, estéticamente los nombres de las damas dan mucho juego, y Águeda juega con ellos en varias ocasiones, hasta el punto de conseguir el efecto poético de la aliteración cuando se nombran consecutivamente. Ya en un momento posterior, uno de los personajes critica lo agotador que resulta ese mismo efecto. Y es que los nombres de las primas revolotean por el aire como revolotean ellas mismas cuando están juntas haciendo de las suyas.

En cuanto al trovero Eminoldo, es otro de esos enigmáticos personajes que no tiene reflejo en la realidad. Cómo surgió el nombre de este personaje es un pequeño secreto que nuestra autora guarda celosamente en el momento de escribir estas líneas, y que ella explicará en su momento…, si quiere.


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